zumbidos de abejas o avispas o abejorros en los oídos o en la mente

jueves, julio 27, 2006

Bukowski (1)

He estado leyendo cosas tan diversas como Tres Tristes Tigres (una de las grandes novelas fundacionales del boom hispanoamericano), Pajaritos, de Anaïs Nin, Juan Emar, antología que hizo Brodsky de Emar, Lecciones para una liebre muerta, del alternativo Bellatín y Cartero, de Bukowski, (estos dos últimos de editorial Anagrama (¡maravillosa editorial!)).
Quería seleccionar algo de Bukowski, del libro, pero ojeando y ojeando páginas la tarea se me ha hecho más ardua de lo que pensaba. Es difícil, ya que es todo tan sencillo y notable (se percibe una realidad pura y verdadera en cada capítulo)…

“(...) Una mujer me gritó:
-¡CARTERO! ¡CARTERO! ¡ESTO NO ES PARA AQUÍ!
Me di la vuelta. Ella estaba una manzana más abajo y yo ya iba retrasado.
-Mire, señora, deje la carta en el buzón. ¡La cogeré mañana!
-¡NO!¡NO!¡QUIERO QUE LA COJA AHORA!
La agitaba aparatosamente en el aire.
-¡Señora!
-¡VENGA A POR ELLA! ¡NO ES DE AQUÍ!
Oh, Cristo.
Dejé caer la saca. Me quité después la gorra y la arrojé contra la hierba. Se fue rodando hasta la calzada. La dejé y regresé andando hasta donde estaba la señora. Media manzana.
Llegué y le arranqué la carta de la mano, me di la vuelta y regresé.
¡Era un folleto de publicidad! Correo de 4a categoría. Algo acerca de unas rebajas de ropa.
Recogí mi gorra y me la puse. Volví a colocar la saca sobre el lado izquierdo de mi columna y me puse a caminar. Cuarenta grados.
Pasé por delante de una casa y una mujer salió corriendo detrás de mí.
-¡Cartero! ¡Cartero! ¿No tiene ninguna carta para mí?
-¿Qué le hace suponerlo?
-Porque mi hermana me ha llamado por teléfono y me ha dicho que iba a escribirme.
-Señora, no tengo ninguna carta para usted.
-¡Sé que la tiene! ¡Sé que la tiene! ¡Sé que está ahí dentro!
Empezó a agarrar un puñado de cartas.
-¡NO TOQUE EL CORREO DE LOS ESTADOS UNIDOS, SEÑORA! ¡HOY NO HAY NADA PARA USTED!
Me di la vuelta y me alejé.
-¡SÉ QUE TIENE MI CARTA!
Otra mujer estaba de pie en su porche.
-¿Llega tarde, no?
-Sí, señora.
-¿Qué le ha pasado al cartero de siempre?
-Se está muriendo de cáncer.
-¿Muriendo de cáncer? ¿Harold se está muriendo de cáncer?
-En efecto –dije.
Le entregué la correspondencia.
-¡FACTURAS! ¡FACTURAS! ¡FACTURAS! –gritó ella-. ¿ESO ES TODO LO QUE PUEDE TRAERME? ¿ESTAS FACTURAS?
-Sí, señora, eso es todo lo que puedo traerle.
Me di la vuelta y seguí andando.No era culpa mía que usasen el teléfono y el gas y la luz y comprasen todas sus cosas con tarjeta de crédito. Encima, cuando les llevaba las facturas me gritaban a mí, como si yo les hubiera pedido que instalasen un teléfono, o tuviesen un televisor de 350 dólares sin tener dinero para pagarlo (…)”.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Great site loved it alot, will come back and visit again.
»

17/8/06 4:34 p. m.

 

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