zumbidos de abejas o avispas o abejorros en los oídos o en la mente

lunes, diciembre 18, 2006

La obsesión de leer

Quiero leer. Sólo leer y leer solo. Leer por ejemplo, a los argentinos: Puig, Lamborghini, César Aira, Abelardo Castillo, Arlt, Forn, Juan José Saer y Garcés. A los chicos-Anagrama: Andrés Neuman y Alan Pauls. Los cuentos completos de Borges, Cortázar y Benedetti. Quizás cuántos se me olvidan. A Felisberto Hernández, Soriano (que no sé si es argentino o uruguayo), Onetti. A las hermanas Ocampo. Toda latinoamérica y por supuesto Chile con Pepe Donoso, Bolaño, Manuel Rojas; la ¿novela-río? que es Umbral, de Juan o Jean Emar. Las otras grandes novelas del mundo: La montaña mágica, Juan Cristóbal, la tetralogía de Mishima, Ulises y En busca del tiempo perdido. A la tétrada latinoamericana (no sé qué relación tienen, pero me gusta clasificarlos así): Bolaño y Pauls -¿ya los había nombrado?; ¿por qué será?-, junto a Fresán (¿es mexicano, no?) y Paz Soldán (boliviano). Leer a los netamente españoles: Javier Marías, Cela, Vila-Matas y muchos miles (no exagero) que no conozco ni conoceré tal vez. A las grandes mujeres Virginia Wolf, Doris Lessing, Alice Munro, Marguerite Duras, Margaret Atwood, etc. Las últimas generaciones de raros, renovadores y freakies norteamericanos: Jonathan Safran Foer, David Foster Wallace, Douglas Coupland, Pynchon (¿existirá realmente?), Pahlaniuk. También a Houellbecq, Amèlie Nothomb, Murakami, Naief Yeiah, Pablo Palacio (de culto, ecuatoriano de primera mitad del siglo pasado). Rodrigo Rey Rosa y Paul Bowles -el primero redescubrió al segundo para Latinoamérica, traduciéndolo incluso; ¿pero quién sabe del primero ahora?-. A los clásicos modernos gringos Phillip Roth, Paul Auster -maravilloso y genial contador de historias-, Thomas (no Tom, aunque no es malo) Wolfe, Richard Ford, Sallinger, Carver y Cheever. Leer, leer y leer. La lista se hace infinita. A los orientales Kazuo Ishiguro, Kawabata, Gao Xinjian y tantos otros (busquen hasta debajo de las piedras y van a encontrar por montones). Al turco y Nobel Pamuk; a Rushdie; a Kureishi; a Kundera. A Coetzee. Al gran transformador junto con Joyce: Faulkner. A los otros clásicos: Hemingway, Conrad, Melville, William Carlos Williams, Ford Madox Ford. ¡Maldición!, hay tantos que se me olvidan. Finalmente, leer a un larguísimo etcétera de etcéteras.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Creo que ha escogido usted bien los autores, pero tiene trabajo para mucho tiempo. No anuncie tanto a los que va a leer y empieze ya. Con calma y precaución. Pero empieze ya. Comience por Fresán (que no es mexicano, sino argentino de Barcelona) o por Vila-Matas (que no es netamente español), pero ya, ya, empieze.

El ojo Silva.

19/12/06 4:22 a. m.

 

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