zumbidos de abejas o avispas o abejorros en los oídos o en la mente

jueves, julio 27, 2006

No sé si se dieron cuenta pero donde termina el blog (o donde empieza), en la parte más baja puse un link que dice Ambien Jam y que te lleva a una excelente página de música electrónica alternativa o "no académica", como la define Sergio Díaz, el conductor de este programa de radio Beethoven (¡sí!, aunque no lo crean) que se transmite todos los días a las 1:30 de la madrugada.
Sergio me comentó que en la radio hubo antes un programa dedicado a esta tendencia de la música. El programa se llamaba Interfase y él junto a otros colaboradores lo mantuvieron al aire por casi diez años o más, hasta que (para variar) la directiva decidió que este no seguía la línea editorial de la radio y lo sacaron. En fin... En la página se pueden descargar gran cantidad de los programas que se transmiten al aire. Selecciones de discos de Efterklang, Loscil y Modern Institute, entre otros, se pueden escuchar ahí. Y también cosas un poco más "pop", aunque siempre en la línea de la electrónica melódica y de arreglos (muchas veces minimalistas) bien pensados y trabajados.
Por cierto: el disco Come up for air de The White Birch es una pequeña joyita.

Bukowski (2)

Esta es otra escena maravillosa del libro...

“(…) Subí y llamé al timbre. Una mirilla se abrió en la puerta. No podía ver la cara.
-¡Carta certificada!
-¡Apártese! –dijo una voz de mujer-. ¡Apártese para que pueda ver su cara!
Bueno, ya está, pensé, otra chiflada.
-Mire, señora, usted no tiene que ver mi cara. Sólo dejaré esta notificación en el buzón y usted podrá recoger su carta en Correos. Traiga su documentación.
Dejé la notificación en el buzón y empecé a salir del porche.
La puerta se abrió y ella salió corriendo. Llevaba uno de esos camisones transparentes y no llevaba sostén. Sólo unas bragas azul oscuro. (…) Su boca colgaba abierta. Llevaba un toque de lápiz de labios y tenía unas buenas tetas.
Capté todo esto mientras se abalanzaba sobre mí.
(…) Ella gritó:
-¡DEME MI CARTA!
-Señora, tendrá que... –dije yo.
Agarró la carta y se fue corriendo hacia la puerta, la abrió y entró.
¡Maldición! ¡No podías volver sin la carta certificada o el recibo firmado! Los cabrones siempre pedían firmas para todo.
(…) Fui tras ella y metí el pie en el quicio de la puerta justo a tiempo.
-¡EH, MALDITA SEA!
-¡Váyase! ¡Váyase! ¡Es usted un obseso sexual!
-¡Mire, señora! ¡Trate de comprender! ¡Tiene que firmarme el recibo de esa carta! ¡No se la puedo dar así! ¡Está usted robando el correo de los Estados Unidos!
-¡Váyase maniaco!(…) ¡NO TIENE DERECHO A ENTRAR EN MI CASA! ¡SALGA!
-¡Y usted no tiene derecho a robar el correo! ¡O me devuelve la carta o me firma el recibo, entonces me iré!
-¡Está bien! ¡Está bien! Firmaré.
(…) Me disponía a irme.
Entonces se cruzó delante de mí en la puerta, con los brazos extendidos. La carta estaba en el suelo.
-¡Obseso, obseso, obseso! ¡Ha venido aquí para violarme!
“(...) ¡SE LE VE LA MALDAD ESCRITA EN LA CARA!
-¿Cree que no lo sé? ¡Ahora déjeme salir!
Con una mano intenté apartarla a un lado. Me clavó las uñas en una de las mejillas, bien.
-¡TÚ, ZORRA! ¡QUE COÑO PASA CONTIGO!
-¿Lo ve? ¡Lo ve? ¡ES USTED UN MANIACO!
Estaba pegada a mí. La agarré por el culo y pegué mi boca a la suya. Notaba sus tetas pegadas contra mi cuerpo. Ella apartó su cabeza hacia atrás.
-¡Violador! ¡Violador! ¡Maniaco violador!
Bajé con mi boca y agarré una de sus tetas, luego pasé a la otra.
-¡Violación! ¡Violación! ¡Me están violando!
Tenía razón. Le bajé las bragas, me desabroché la cremallera y se la metí, luego la llevé en volandas hasta el sofá. Caímos sobre él.
Levantó sus piernas bien alto.
-¡VIOLACIÓN! –gritaba.
Acabé, me abroché la cremallera, recogí el correo y salí, dejándola mirando lánguidamente el techo… (…)”

Hermosa, no?

Bukowski (1)

He estado leyendo cosas tan diversas como Tres Tristes Tigres (una de las grandes novelas fundacionales del boom hispanoamericano), Pajaritos, de Anaïs Nin, Juan Emar, antología que hizo Brodsky de Emar, Lecciones para una liebre muerta, del alternativo Bellatín y Cartero, de Bukowski, (estos dos últimos de editorial Anagrama (¡maravillosa editorial!)).
Quería seleccionar algo de Bukowski, del libro, pero ojeando y ojeando páginas la tarea se me ha hecho más ardua de lo que pensaba. Es difícil, ya que es todo tan sencillo y notable (se percibe una realidad pura y verdadera en cada capítulo)…

“(...) Una mujer me gritó:
-¡CARTERO! ¡CARTERO! ¡ESTO NO ES PARA AQUÍ!
Me di la vuelta. Ella estaba una manzana más abajo y yo ya iba retrasado.
-Mire, señora, deje la carta en el buzón. ¡La cogeré mañana!
-¡NO!¡NO!¡QUIERO QUE LA COJA AHORA!
La agitaba aparatosamente en el aire.
-¡Señora!
-¡VENGA A POR ELLA! ¡NO ES DE AQUÍ!
Oh, Cristo.
Dejé caer la saca. Me quité después la gorra y la arrojé contra la hierba. Se fue rodando hasta la calzada. La dejé y regresé andando hasta donde estaba la señora. Media manzana.
Llegué y le arranqué la carta de la mano, me di la vuelta y regresé.
¡Era un folleto de publicidad! Correo de 4a categoría. Algo acerca de unas rebajas de ropa.
Recogí mi gorra y me la puse. Volví a colocar la saca sobre el lado izquierdo de mi columna y me puse a caminar. Cuarenta grados.
Pasé por delante de una casa y una mujer salió corriendo detrás de mí.
-¡Cartero! ¡Cartero! ¿No tiene ninguna carta para mí?
-¿Qué le hace suponerlo?
-Porque mi hermana me ha llamado por teléfono y me ha dicho que iba a escribirme.
-Señora, no tengo ninguna carta para usted.
-¡Sé que la tiene! ¡Sé que la tiene! ¡Sé que está ahí dentro!
Empezó a agarrar un puñado de cartas.
-¡NO TOQUE EL CORREO DE LOS ESTADOS UNIDOS, SEÑORA! ¡HOY NO HAY NADA PARA USTED!
Me di la vuelta y me alejé.
-¡SÉ QUE TIENE MI CARTA!
Otra mujer estaba de pie en su porche.
-¿Llega tarde, no?
-Sí, señora.
-¿Qué le ha pasado al cartero de siempre?
-Se está muriendo de cáncer.
-¿Muriendo de cáncer? ¿Harold se está muriendo de cáncer?
-En efecto –dije.
Le entregué la correspondencia.
-¡FACTURAS! ¡FACTURAS! ¡FACTURAS! –gritó ella-. ¿ESO ES TODO LO QUE PUEDE TRAERME? ¿ESTAS FACTURAS?
-Sí, señora, eso es todo lo que puedo traerle.
Me di la vuelta y seguí andando.No era culpa mía que usasen el teléfono y el gas y la luz y comprasen todas sus cosas con tarjeta de crédito. Encima, cuando les llevaba las facturas me gritaban a mí, como si yo les hubiera pedido que instalasen un teléfono, o tuviesen un televisor de 350 dólares sin tener dinero para pagarlo (…)”.

martes, julio 25, 2006

Para mantenerte saludable (solo para hombres)

Una ojeada al día mantiene lejos al doctor

Por Jonathan Hayter

Mirar fijamente los senos de las mujer es bueno para la salud de los hombres y los hace vivir más tiempo, revela un nuevo estudio. Los investigadores han descubierto que una ojeada de 10 minutos a los senos de las mujeres es tan saludable como media hora en el gimnasio. Un estudio de 5 años hecho a 200 hombres encontró que aquellos quienes disfrutaban de una larga mirada a esas bellezas de senos” (perdonen, pero no supe cómo traducir “busty beauties”) “tenían una presión sanguínea más baja, menor riesgo de una enfermedad cardiaca y tasas de pulso más lento comparados con quienes no hacían su ojeada diaria.
La Dr. Karen Weatherby, quien llevo a cabo el estudio alemán, escribió en The New England Journal of Medicine: ‘Sólo 10 minutos mirando fijamente los encantos de una bien dotada fémina es aproximativamente equivalente a 30 minutos de ejercicio aeróbico. La excitación sexual hace bombeante al corazón e incrementa la circulación de la sangre. No hay duda que contemplar los senos hace al hombre más saludable. Nuestro estudio indica que aliarse a esta actividad unos pocos minutos al día corta el riesgo de derrame y ataque cardiaco a la mitad. Creemos que haciéndolo constantemente, en promedio un hombre puede extender su vida de 4 a 5 años’.
Ella agregó que estrellas sexis como Dolly Parton, Heather Locklear, Anna Nicole Smith y Demi Moore han probado ser especialmente buenas para la salud del hombre.”
Así que ya saben, ustedes, hombres, pueden mirar TODO lo que quieran y TODO el tiempo que quieran porque si alguna señorita los atrapa en el acto y trata de recriminárselos, simplemente respondan: “Lo hago por mi bien, por mi salud” o “Mi doctor me lo recomendó”.

Cortitos pero efectivos

Cuando el Pacto de Varsovia (formado por Rusia, entre otros) invadió Praga (Checoslovaquia) la gente contaba estos chistes:
"¿Por qué Checoslovaquia es el país más neutral del mundo? Porque ni siquiera interviene en sus propios asuntos internos".
O "¿Son los rusos nuestros hermanos o amigos? Nuestros hermanos: a los amigos podemos elegirlos".
Y éste, basado en la teoría marxista-leninista:
"¿Por qué el individuo está en el centro del socialismo? Porque así es más fácil patearlo desde todos lados".

domingo, julio 23, 2006

La universidad y la igualdad como defecto de la sociedad

Quisiera rescatar un fragmento del libro Los vagabundos del dharma, de Jack Kerouac, uno de los escritores fundamentales de la generación de los años '50-'60, la generación beat, ese grupo de escritores y poetas que sacudió y se opuso a la falsa moral estadounidense con una corriente de pensamiento sumamente lúcida a la vez que con su estilo de vida de drogas, alcohol y orgías.
Pasamos empujando la bici por delante de varios edificios y cafeterías de la universidad (...) Japhy y yo teníamos un aspecto curioso en el campus con nuestra ropa, y de hecho Japhy era considerado un excéntrico en el campus, cosa bastante habitual en esos sitios donde se considera raro al hombre auténtico; las universidades no son más que lugares donde está una clase media sin ninguna personalidad, que normalmente encuentra su expresión más perfecta en los alrededores del campus con sus hileras de casas de gente acomodada con césped y aparatos de televisión en todas las habitaciones y todos mirando las mismas cosas y pensando lo mismo al mismo tiempo mientras los Japhys del mundo merodean por la espesura para oír la voz de esa espesura, para encontrar el éxtasis de las estrellas, para encontrar el oscuro misterio secreto del origen de esta miserable civilización sin expresión.

-Toda esta gente -decía Japhy- tiene cuartos de baño alicatados de blanco y se llenan de mierda como los osos en el monte, pero toda esa mierda se va por los desagües y nadie piensa en ella y en que su propio origen está en esa mierda y en la algalia y en la espuma de la mar. Se pasan el día entero lavándose las manos con jabón perfumado, y
desearían comérselo escondidos en el cuarto de baño.


Creo que está claro. La evolución de una persona es la consecuencia directa de todas las experiencias y vivencias a lo largo de su vida. Así que si dejamos que se formen jóvenes sin opinión, obtendremos adultos sin opinión también. No logramos mucho exigiendo soluciones a gente mayor, al sector más "adulto", siendo que el problema se arrastra de mucho antes.
Entonces, ya saben a quién hay que despertar primero.

Otro de comunistas

Bueno, este chiste no es relamente de comunistas. Pero según el que hizo la recopilación, tuvo su apogeo bajo el comunismo. Éste es de la época del imperio austro-húngaro y el líder húngaro Matyas Rakosi:

Dos amigos caminan por la calle. Uno le pregunta al otro: "¿Qué piensas de Rakosi?". "No te lo puedo decir aquí", responde. "Sígueme". Desaparecen por una calle lateral. "Ahora dime lo que piensas de Rakosi", dice el amigo. "No, aquí no", dice el otro, conduciéndolo al hall de un edificio de departamentos. "OK, entonces aquí". "No, aquí no. No es seguro". Bajan por las escaleras hasta el subterráneo. "OK, ahora me puedes decir lo que piensas de nuestro presidente". "Bueno", dice el otro, mirando nerviosamente para todos lados, "la verdad, es que me gusta".

Ja, ja, ja... Qué absurdo, no?

Chiste comunista

Un hombre muere y va al infierno. Allí descubre que puede elegir si ir al infierno capitalista o al comunista. Naturalmente, quiere compararlos, de modo que se va al infierno capitalista, en cuya puerta está el diablo, quien se parece un poco a Ronald Reagan. "¿Cómo es allá adentro?", pregunta el visitante. "Bueno", replica el diablo, "en el infierno capitalista, te desuellan vivo, luego te hierven en aceite y después te cortan en pequeños pedazos con cuchillos afilados".
"¡Eso es terrible!", expresa asombrado el visitante, y luego se va al infierno comunista, donde se encuentra con una enorme fila de personas esperando entrar. Finalmente, avanza hasta el inicio, en cuya puerta hay un pequeño anciano, que se parece un poco a Karl Marx. "Todavía estoy en el mundo libre, Karl", le dice "y antes de entrar, quiero saber cómo es allí".
"Es el infierno comunista", le dice Marx con impaciencia, "te desuellan vivo, luego te hierven en aceite y después te cortan en pequeños pedazos con cuchillos afilados".
"¡Pero... pero es lo mismo que en el infierno capitalista!", protesta el visitante, "¿Por qué esta fila tan larga?"
"Bueno", suspira Marx, "a veces se nos acaba el aceite, a veces no tenemos cuchillos, otras veces no hay agua caliente..."

24 de febrero

24 de febrero de cualquier año

Acabo de terminar de leer Los detectives salvajes de Roberto Bolaño. Es increíble. Inmenso. Inconmesurable. O, más bien, como su nombre, salvaje, feroz, bestial, como diría Bolaño al hablar de algunas obras, cualquiera menos las suyas propias por supuesto. En cualquier caso una obra fuera de serie, una obra coral -como dicen los críticos (quienes por demás son los únicos que ocupan esta palabra) o estudiosos del tema-, atiborrada de voces y luces de mexicanos aparecidos de la nada con el solo propósito de volver a desaparecer en ese México inmenso o en esa inmensidad que es México, o por lo menos el país de la imaginería de Bolaño, que se extiende por carreteras y caminos entre desierto y más desierto, que parecieran no tener cortapisa alguna, tal como las situaciones del libro o los viajes de los protagonistas o, por sobre todo, tal como la mentalidad laberíntica de nuestros bizarros -en el sentido español y francés- detectives, cuyos pensamientos creemos atajar, cuyos pensamientos creo atajar -no me gustaría involucrar a los lectores en estas conclusiones por temor a faltar el respeto a la inteligencia de alguno (yo nunca me he considerado muy inteligente; es más, soy una persona de suma simpleza en las cadenas de pensamiento que elaboro)- por momentos, pero que se me pierden, luego, en su mayoría.

Vaya, no quería ser tan específico en mis comentarios a riesgo de parecer un fanfarrón o un patético literato que ya no haya lugar donde publicar sus pobres ideas.

En verdad, lo único que quería decir es que acababa de leer el susodicho (qué horrible palabra) libro y me dieron unas ganas terribles, impostergables, acuciantes ( ya me entienden, no?), de ponerme a escribir como un obseso. El libro te provoca eso, y esto lo pueden corroborar amigos míos que cuando lo leyeron, atravesaron por el mismo estado en que me encuentro yo ahora.

Así que puedo afirmar, desde este instante mismo, que podré "escuchar" muy sosegado las palabras Q.E.P.D. (o R.I.P. si es que llego a viajar a Estados Unidos como es mi deseo) cuando desde lo alto "contemple" a los que velen mi carne vacía de espíritu y al féretro que la contenga, nada más que por un brevísimo tiempo.